Acueducto de Pontes
El acueducto de Pontes (Castro Laboreiro): guía completa para visitantes y curiosos.
Situado en la pequeña aldea de Pontes, dentro de la parroquia de Castro Laboreiro y en el entorno del Parque Nacional da Peneda-Gerês, el acueducto de Pontes es una obra de granito que sorprende por su tamaño y por haber sido levantada en pleno siglo XX con técnicas tradicionales. Atrae a senderistas, aficionados a la fotografía y a quienes buscan rincones rurales auténticos del norte de Portugal.
Breve historia y contexto
El acueducto —en realidad un canal de riego descubierto sobre pilares de mampostería— se construyó en la década de 1940, por iniciativa del párroco local, Manuel Joaquim Rodrigues, y con la mano de obra de los propios vecinos de Pontes para encauzar aguas y regar huertas y prados de la zona. Dejó de utilizarse a finales del siglo XX.
Descripción arquitectónica
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Es un acueducto para riego formado por un canal abierto apoyado sobre pilares de granito.
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La estructura salva un desnivel de aproximadamente 60 metros y está articulada mediante 23 vanos rectos sostenidos por esos pilares.
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Junto al acueducto se alzan elementos religiosos populares: un cruceiro (cruz en granito sobre pedestal) y pequeñas alminhas talladas en la roca —marcas de la religiosidad rural de la región.
El granito, la disposición de los pilares y el aspecto «popular» de la obra hacen que el acueducto encaje con el paisaje de prados, robledales y riachuelos que caracteriza a Castro Laboreiro.
Por qué merece la pena visitarlo
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Es un buen ejemplo de arquitectura rural de colaboración comunitaria del siglo XX.
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Ofrece encuadres fotográficos muy atractivos: el conjunto con el cruceiro, las alminhas y el canal, así como las texturas del granito cubierto de musgo.
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Forma parte de rutas de senderismo y circuitos culturales por la aldea y el río Laboreiro; se suele combinar con visitas a puentes antiguos, molinos y cascadas cercanas.
Conservación y estado actual
Aunque no está en uso como canal de riego desde los años 90, el acueducto se mantiene como elemento paisajístico y etnográfico. Al ser una construcción de piedra resistente, su estado es relativamente bueno, pero necesita respeto y, cuando procede, intervenciones de conservación que permitan su lectura histórica sin alterar su autenticidad.



